La literatura desde el día 0

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Pensar la educación literaria desde las tempranas etapas implica involucrarlos desde los primeros días de vida a este mundo, a los libros, las canciones, las narraciones y todo aquello que convoca a la escucha y el aprendizaje. Creer que los chicos/as aprenderán cuando son grandes es pensar que antes no pueden aprender, es dejar para mañana lo que puede hacer desde hoy.

El proceso de construcción como lector  depende de los primeros contactos con la palabra escrita, su frecuentación a lecturas significativas, la valorización simbólica que les otorga a esas experiencias y la significación afectiva e intelectual que les connota.

Cuando desde el contexto del hogar, la escuela se favorece  el lector no puede abandonarlas porque son constitutivas para su satisfacción, para sus necesidades de comunicación externas e internas, emocionales y de la realidad cotidiana.

La lectura forma y formará parte de su vida cotidiana.

Formar lectoras y lectores requiere de un aprendizaje mediado culturalmente por educadores lectores que acompañen al bebé/niño/a, a lo largo de toda la escolaridad y en todas las áreas disciplinares del conocimiento, a valerse de la lectura como una herramienta imprescindible no solo para estudiar y para disfrutar, sino también para ejercer un derecho sociocultural necesario para el desarrollo de sus potencialidades y de su ciudadanía. Es imprescindible pensar y diseñar una práctica pedagógica sistemática que involucre espacios y tiempos de lectura en el jardín y la escuela, lugar imprescindible para este tipo de prácticas con la cultura escrita. Un lugar de lectura para todos; y para algunos, el único donde acceder a ella.