La adaptación, un proceso de muchos pasos

Llegó ese gran día, pronto tu hijo/a se acercará a ese nuevo colegio, que elegiste después de tanto evaluar, condiciones, horarios, tiempos, rutinas en relación con el estilo de vida familiar, que lo objetivos y proyectos sean equivalentes a los que comparten en casa.

Esto no implica que todo se dé como cada uno desea, hay niños/as que ingresan un día y desde ese  momento, no miran para atrás y la alegría de ellos, hace que pronto la tristeza por la rápida separación con la familia se disipe.

Recuerdo casos de familias que se entristecieron al ver lo rápido que la escuela se convertía en un nuevo hogar para sus hijo/as y que luego preguntaban si eso era normal, la reacción esperable de las familias era: “cómo no nos puede extrañar, después de tanto tiempo compartido y vivido para que la separación sea tan rápida, que lastime a la familia”, por lo cual, hablar de adaptación es hablar de un proceso en el que se adaptan niños y familias.

Por el contrario, también recuerdo, tiempos largos de adaptación, porque así lo requerían los niños/as para estar seguro en un espacio que no era el de ellos, para personas, sonidos, compañeros y muchas cosas que aún no habían vivido nunca antes. Familias que no lo comprendían y que se preocupaban, en especial, siempre esto se daba porque es más fácil ver a los hijos/as del resto que hacer una introspección por los procesos de cada niño, todos los niños requieren su espacio, su tiempo y respetarlos es comprender que son únicos y que un cambio como iniciar la escuela, si significa algo para ellos.

No es real pensar que si a nosotros nos costo y les costó a ellos, separarnos desde el día que se quedó con un cuidador/niñera/familia cercana, para ir a trabajar u otro,  es una fantasía creer que pronto se quedará sin malestar, molestia o tristeza.

Lo nuevo trae cosas increíbles, pero es esperable entender que los tiempos de los adultos no corresponden con los de los niño/as y que respetarlos es comprender que no serán igual al de sus compañeros, que cada niño vivió y vive una familia diferente, con un historia diferente, con costumbres diferentes, con representaciones culturales y vivenciales que no se corresponden, entonces si esto es así, es que nos molesta admitir que nuestro hijo/a necesite más ayuda, más tiempo y comprensión.

No apuremos tiempos y luego nos angustiemos porque pasaron muy rápido o son muy lentos, no estamos dejando en la escuela un objeto, estamos acompañando un proceso, un tiempo que es la primera infancia, en el jardín se desarrolla un individuo de casa, empieza a conocer otras personas que no son su mamá o papá, sino una educadora, un grupo de compañeros. Ayudar es creer en ellos y en sus posibilidades. Cree en ellos de aquí en adelante, esto les dará la confianza para separase, hoy y mañana, sintiendo que pueden hacerlo por si solos, sin miedos.

Acompaña sus pasos, déjalos tropezar y caer porque en ese momento, es cuando más aprenden. Recordá estarte atento, no te lo pierdas, porque no se va a repetir otra vez, sala de dos, sala de tres, de cuatro y de cinco, solo se vive una vez, ni hablar de maternal que es un bebé, que no puede rolar, a uno que comienza a caminar, comer, decir sus gorjeos a primeras palabras y ese paso en el que crece de deprisa.

Cómo lo indica este articulo una buena adaptación es una inversión a futuro, afirma una psicóloga especializada en crianza.

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