Características de niños y niñas de 18 a 24 meses
Aquí te voy a contar un poco sobre el desarrollo del niño/a de 18 a 24 meses, también te voy a dar algunas sugerencias de actividades para realizar en casa.
Igual si sos docente, mamá, tía, hermana, etc. sabés que cada edad es un mundo totalmente distinto esto quiere decir que cada niño/a lo transita a su tiempo y manera. En pocos meses, pueden cambiar sus conductas, temperamentos, características.
En esta oportunidad, te quiero comentar sobre las características de los niños entre 18 y 24 meses de edad, aclarando que a pesar de que vamos a hacer referencia a “logros esperables”, también debemos tener en cuenta que todos los niños/as tienen actitudes, comportamientos y formas de resolver las cosas que son únicas en cada uno de ellos; y que sus comportamientos tienen que ver con los estilos de crianza de cada familia como con las posibilidades individuales de los niños.
Es por ello que aquí te describiré brevemente, alguna de las características principales de esta edad, es común que durante este periodo los niños/as:
Empiecen a tomar contacto con su entorno de manera más intensa, participando activamente con los demás y con su entorno. Desplegando todas sus capacidades: motrices, emocionales, sociales y cognitivas. Esto hace referencia al aumento sistemático que en estos meses será con mayor notoriedad y se irá afianzando gracias al apoyo afectivo que le brinden el /los adultos significativos y grupo de pares que compartan sus actividades cotidianas.
En la institución maternal, el niño/a se podrá expresar a través del juego, el contacto con los otros y sus docentes de distintas actividades que las capacidades que trae consigo dese su seno familiar. De esta manera, se afianzarán los vínculos afectivos con los adultos significativos y con el grupo de pares. Así mismo, el sujeto se irá integrando gradualmente a su grupo de pertenencia reconociendo a sus compañeros para compartir momentáneas situaciones de juego. Teniendo en cuenta que la sociabilidad en esta etapa se manifiesta más en el estar juntos que en el hacer cosas juntos.
Dicho de otra manera, es primordial proporcionar a los niños diferentes espacios en donde puedan expresar sus emociones y sentimientos a través de la palabra o gestos, ya que en esta etapa se inician en la expresión de sus sentimientos y sensaciones a través del lenguaje gestual y expresión verbal, además que inicia el juego simbólico.
Desde el nacimiento hasta los 2 años, aproximadamente, los niños/as construyen su inteligencia a partir de las sensaciones y los movimientos, por lo que es importante que se les pueda brindar experiencias en donde se permitan que los niños desarrollen necesidad de aprender, o sea, que despierte su interés, su curiosidad. Los adultos, como referentes significativos, con trato amoroso, ofrecen un espacio de comunicación y mediando a contexto de juego, en esta edad se puede proponer desafíos que impliquen encontrar medios nuevos para lograr objetivos: cómo lograr que se abra una caja, cómo hacer que marche un juguete a cuerda, que pueda inventar formas de alcanzar objetos que le interesan.
Es importante tener en cuenta que se está desarrollando la representación mental, por lo que, además, podemos ir enseñando a verbalizar lo que quiere, los nombres de las cosas, lo que hace y, por supuesto, enseñar límites y la importancia que tiene el “no”.
El gesto y la palabra: No forman parte de su repertorio comunicativo, palabra que escuchan y la emplean con bastante frecuencia. Es una organizadora del aparato psíquico, comienzo de un pensamiento que enriquecerá las relaciones objetable precisamente por las posibilidades de comunicación que se derivarán de la adquisición del lenguaje.
Desde nuestro rol: familiar o docente, podemos mostrar formas de hacer algo, de jugar, y observar luego cómo nos imitan. Esto puede suceder aún tiempo después de haber prestado atención a lo que queríamos enseñarle. También pueden sorprendernos imitando alguna acción que no nos percatamos que estaba observando en nosotros.
Otra de las cosas a destacar durante esta etapa, es que el niño/a continúa la exploración de objetos para estructurar su permanencia y la organización a nivel de la acción del espacio y del tiempo, estableciendo algunas ordenaciones témporo-causales entre los acontecimientos cotidianos.
Se inician en la actividad simbólica (usando palabras para describirse a sí mismo y a los demás, juega con muñecos); también adquiere una capacidad variable de concentración y autorregulación. Por lo cual, el juego con diferentes juguetes, muñecos, escenarios favorecerá y acompañará estos nuevos aprendizajes. Por otro lado, los niños/as comenzarán a reconocer su imagen en el espejo y también en fotografías. La posibilidad de reconocer algunas de las partes de su cuerpo lo ayudarán a la construcción de su yo corporal.
Los/as niños/as se iniciarán en la utilización de la “palabras frase” con la intención de comunicar mensajes más amplios. Por ejemplo: dicen “Papá” para manifestar “Acá está papá” o “¿Dónde está papá’”. Algunos niños comenzarán a referirse a sí mismos en tercera persona: Por ejemplo: “Dani, agua”. Ya promediando el segundo año, algunos utilizarán el vocablo “mío”, especialmente cuando se disputan algún juguete o material con otro niño, lo que afirma su poder sobre las cosas y las personas. Serán posesivos y, en su afán por ser independientes, se olvidan de los límites que les ponen los adultos. Es por ello que, es usual que algunos/as niños/as, ante los límites, se expresen a través de berrinches o pataleos.
Emocionalmente, suele pasar de la alegría y el gran entusiasmo por la actividad a la negación y la protesta, por lo cual es muy importante en estos momentos mediar con la palabra y la calma para ayudarlos y comprenderlos con lo que demandan o necesitan. En este periodo manifiestan un conflicto interno: dependencia-independencia que se refleja en los comportamientos de los/as niños/as mostrando avances y ciertos retrocesos en la dimensión socioemocional, que irán superando paulatinamente en las etapas posteriores.
Por otra parte, el descubrimiento de la capacidad de actuar y transformar el mundo humano y físico modificará su vivencia de “sí mismo” e impulsará el camino hacia la autonomía, por lo que es fundamental que los adultos estemos disponibles para proporcionar, aparte de situaciones de juego y comunicación, sostén y cuidado ante los logros y dificultades del niño. Como padres, debemos dar importancia a los vínculos que construyamos con los niños, porque son modeladores de relaciones futuras, y porque además permiten desarrollar autoconfianza, como una de las bases de su personalidad.
Como todos sabemos se inician en el desarrollo de la motricidad gruesa y fina por lo cual es primordial brindarles objetos que puedan afianzar estas, ya sea con bloques, cajas, juegos de encastre o para hilvanar. En el jardín se les brindara juegos donde colaboren a desarrollar los diferentes modos de marcha dependiendo del momento que se encuentren los niños/as como pequeños circuitos donde deban reptar, gatear, caminar, arrastrar, pasar por un túnel, por debajo de una soga, pasar por arriba de una pequeña caja, todo al principio lo realizaran con colaboración de la docente, luego se dejara que ellos mismos exploren sus posibilidades.
Los progresos en su locomoción les posibilitan, en su segundo año, acceder a otras formas motoras, como por ejemplo: trepar. Esta habilidad se inicia desde la posición de gateo, y los niños pueden trepar y descender de elementos que le lleguen a la altura de su cadera. También pueden comenzar a subir escaleras: lo hacen paso a paso y de modo lateral, con ayuda y luego de frente, con apoyo de manos, pero sin alternar los pies sino tanteando con uno y juntando el otro. Así también realizarán el descenso a partir de los 18 meses, siempre con ayuda, aunque de forma más lenta, porque les produce mayor temor que el ascenso. Los niños/as también afianzan el traccionar, acción que, combinada con el trepar, les permite subirse a bancos, sillas, etc.
Las habilidades de lanzar y recibir objetos son, en esta etapa, acciones que se ejercen de modo incontrolado y débil, y los niños las realizan con bastante dificultad. También les encanta deslizarse, habilidad que van perfeccionando paulatinamente y lo hacen sobre planos inclinados, toboganes bajos, siempre frente a la mirada atenta de los educadores/as.
Los niños, en esta etapa, sienten placer al rodar. Esto lo deben realizar siempre sobre colchonetas o superficies blandas. Inicia el desarrollo de su motricidad fina y gruesa será una de las tantas propuesta que incluirá: actividades de encastre, enhebrado, apilar, rasgar, arrastrar, armar torres y derribarlas son actividades que le permitirá ir desarrollando más seguridad sobre estas destrezas a incorporar
Para acompañar los procesos que se dan desde el desarrollo cognitivo, es importante que explore diferentes materiales como cajas, latas, tapas, baldes, palanganas grandes y pequeñas que ponga a prueba sus propiedades y trate de resolver diferentes problemas que estas le generan por ejemplo si puede armar torres, meterse adentro, etc. No hace falta llenar al niño de juguetes caros, es más, con materiales en desuso, reciclables y seguros, podemos brindar materiales que ayuden a los niños a desarrollar su imaginación. Por ejemplo, armar una canasta o caja que contenga vasitos, cajas vacías de té, cepillos, cucharas, platos de plástico, telas suaves, superficies rugosas, elementos para apilar, entre otras posibilidades, para comenzar una divertida situación de juego de destreza motriz o simbólico.
Aquí te voy a dejar un video para que puedas ver el modo de realizar juegos dramáticos, en este caso es un video del Ministerio de Educación:
Otro de los cambios que se observan en el niños/as es que inician el proceso de marcha: por lo cual es necesario ofrecer nuevas experiencias en amplios espacios: juegos de persecución con sus docentes, de escondidas, de trepar, correr, saltar, etc. Por esto, es indispensable NO USAR ANDADORES, ofrecer propuestas seguras en la que los niños/as puedan poner a prueba sus nuevas destrezas, acompañándolos, animándolos pero no haciendo por ellos, es decir mediando, para fortalecer sus seguridad y autoestima a medida que se equivoca saber que estamos y que puede confiar en sus habilidades. Llevarlos a espacios amplios que les permitan balancearse, jugar con pelotas, atravesar túneles, entre otros.
Otras actividades posibles para realizar con ellos son:
- Poner obstáculos pequeños por el suelo e incitar al niño a que los pise para que aprenda a caminar sobre distintas superficies.
- Tomar al niño de la mano e ir deprisa, dando zancadas o pasos largos, corriendo y yendo muy despacio, de forma alterna. Se puede hacer el mismo juego pero gateando.
- Jugar a la pelota: patearla y pasársela con las manos de forma que tenga que perseguirla para alcanzarla. Animarle a que la patee, ahora ya con mayor perfección que en etapas anteriores.
- Si el niño está sentado en el suelo, darle una pelota o un globo para que los tire dentro de un cesto.
- Darle una escoba para que juegue imaginando que es un caballito.
- Invitarle a recoger los juguetes del suelo agachándose y sin soltar su mano.
- Jugar con porras: se distribuirán porras mientras se escucha música rítmica que incentivará el movimiento, luego se cambiará la música a un ritmo más tranquilo que promoverá movimientos más tranquilos y relajados. Transcurrido un tiempo se silenciará la música
- Meter y sacar con cajas, pelotas y sabanas: se presentará una sábana grande en el patio proponiendo esconderse en ella. Luego se los llevará a pasear en la sabana. Se introducirán las pelotas y entre todos las envolverán. Luego se colocarán las pelotas dentro de las cajas y nuevamente sobre la sabana
- Enseñarle a subir escaleras y a bajarlas apoyando los dos pies en el mismo escalón.
- Explorar botellas sensoriales: Aquí te dejo un video explicando lo fácil que se hacen: https://www.youtube.com/watch?v=sXIWpIW8830